Leía hoy en la prensa diaria el mensaje que el Gobierno quiere hacer llegar a todos los españoles: evitemos hacer llamadas en la noche del 31. Y es que se acaba el año y es excusa suficiente para que millones de personas intenten contactar con otras tantas en esos últimos minutos de 2007.Así es que el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio ha vuelto a lanzar para esta Nochevieja la misma advertencia que viene realizando en los últimos años por estas fechas. Y la realidad es que la sobrecarga que se produce en las líneas es tal, que la mayoría de los usuarios dan finalmente por perdida la batalla y no les queda otra que conformarse con desear una "feliz entrada en el año nuevo" cuando éste ya lleva unas cuantas horas en marcha.
Una solución sería, quizás, anticiparse a la hora señalada (12 de la noche) y contactar con aquellos que añoramos a lo largo de todo el día 31, para evitar el colapso telefónico. Sin embargo, Industria, conocedora de que ese es un hecho con pocas posibilidades de producirse, ha propuesto a la población dos posibles alternativas: los mensajes de texto y los correos electrónicos.
Ambos parecen presentar, a priori, ciertas ventajas, como la inmediatez y la casi total seguridad de que llegarán a sus destinatarios a tiempo, aunque coinciden en un mismo aspecto con las llamadas telefónicas: representan el claro triunfo de lo tecnológico frente a lo humano y lo personal, victoria que es aún más flagrante y evidente en una época del año como es la Navidad. ¿Dónde quedaron las antiguas postales escritas a mano que llenaban los buzones de todas las ciudades?
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