Desde la UAB, semana tras semana, hemos ido construyendo una base sólida sobre la que seguir edificando mañana, fuera de estas aulas y lejos de la facultad. Y es que la asignatura ha servido sin duda para conocer cuál es realmente el trabajo de un periodista científico, sus rutinas profesionales y la amplitud de áreas en la que puede desarrollar su labor informativa.
Y, al margen de la teoría, no hemos dejado de escribir (y de incrementar con ello nuestras habilidades en la redacción, imprescindibles para todo periodista, científico o no) hasta el último día; hecho que, aunque pueda parecer lógico (ya que estudiamos periodismo) resulta ciertamente beneficioso para todos los que deseamos dedicarnos en un futuro (ya muy próximo) a esto, pues la práctica es imprescindible.
Por ello creo justo reconocer que esta, como alguna otra, ha sido sin duda una asignatura de las que agradeceremos haber decidido cursar en su día.
Un total no muy cuantioso de clases (pues entre fiestas y puentes los 6 meses se vuelven 6 sesiones), pero un sinfín de lecciones que marcarán sin duda el futuro de todos nosotros como profesionales de la comunicación.